Hay tiempos en que las instantáneas de la muerte asoman para recordarnos. Muertes cercanas, muertes lejanas. Tiempos que terminan, adioses. No sé si hay tiempo de vida o de muerte, creo que hay un difícil equilibrio desequilibrado donde la presencia de unos u otros impulsos surcan este incierto y frágil viaje del vivir.
GESTOS DE VIDA, GESTOS DE MUERTE
Se me murió,
alguien cerca, alguien lejos.
Se me murió.
Se me murió en el cuerpo,
esos otros tan cerca,
la sensación del tiempo que siempre,
la de mañana es posible,
la de tal vez,
la de la espera.
La espera esperanza,
se me murió.
De tantas muertes
Y de tantos olvidos,
de tantas penas apenadas,
se me murió la palabra y el silencio.
Allí,
en ese punto muerto,
con tanto miedo a nombrar,
solo un par de gestos descuidados
vuelven a mentir la vida.