(CRÓNICAS ÁCIDAS POR MARCELMAINA)

LA ABSURDA BASURA DE LA VERGÜENZA
Viajar a Chile desde Uspallata requiere fijar la mirada en la belleza de las montañas y para nada ver a los costados de la ruta, donde miles de bolsitas, plásticos y toda la basura que Ud. pueda imaginar forman un nuevo cordón montañoso. Algunos, como el de la foto, quedan como souvenirs de camiones volcados, otros son el aportes o tal vez ofrendas que muchos realizan a la Tierra, alentados por el panorama lamentable que anima a decir…»que hace algo más de basura». En algunas políticas públicas llevadas a cabo en países donde la ecología tiene otro peso, alentaban a cuidar el espacio contribuyendo a que no hubiera basura acumulada, ni vidrios rotos, ni abandono, porque ese abandono llama a más abandono. Lo que me interesa analizar en este caso local es el abandono irresponsable que distintos actores vamos sumando a imágenes deplorables, más si uno piensa que el lugar es puerta del turismo internacional y de comunicación comercial imprescindible. Pienso en estos lugares históricos que dieron origen a la grandiosa epopeya sanmartiniana, a la naturaleza sentida como sagrada por los pueblos originarios y da lástima ver esa forma berreta de violencia contra nuestro suelo. Tal vez empieza desde la educación de los niños, cuando les transmitimos que la tierra es sucia. Sucio es nuestro actuar. Pero no son todas las responsabilidades iguales, si bien cada viajero, especialmente los camioneros, ensucian tirando de todo por las ventanillas o abandonando lo que se derramó, el Estado, y su administrador de turno, el gobierno nacional, brillan por su ausencia, teniendo en cuenta que nos referimos a una ruta nacional. Los lugareños refieren a la acción de una empresa contratada en otros tiempos que mantenía con regularidad limpio el recorrido. No le vamos a pedir control a un Gobierno, que se cree el inventor del Estado, que demostró en la pandemia que poco se controla y sanciona, y que mantienen una realidad con un nuevo relato. Y si algo faltara para ver la mentira, el cinismo y la vergüenza de la responsabilidad del Estado no ejercida…en el recorrido uno se encuentra con un campamento de Vialidad Nacional de dimensiones importantes, donde seguramente los agentes del Estado, con su sueldo seguro, duermen el sueño de los justos.
Y no hablo de achicar el Estado, o de la bonanza de lo privado, hablo de que así, como sucede en tantos temas, los que se dicen defensores, bastardean su función, se sirven personalmente y ayudan a desmantelarlo. Un ejemplo más.